y no lo puedo soltar.
Un calambre brutal invade mi cuerpo.
Comienza en el estómago,
sube por el pecho, e x p a n d e mis costillas y atraviesa el corazón.
Siento como se magnifica el dolor en la garganta.
Sucede en cuestión de segundos,
pero a mi me parece una eternidad.
Me convierto en roca.
El hilito eléctrico cesa en su avance,
aunque no ha terminado el ataque:
Furiosas lágrimas pretenden estallar sin control de mis cuencas.
Yo no las dejo. Soy consciente de que una de esas gotitas acabará en la comisura de mis labios,
recordándome,
que eso será lo más dulce que me quede de ti.
Cada hora. Tu nombre me atormenta.
Dia o noche, a cualquier momento.
pero no eres tú, ni tu imagen la que me desvela.
No son tus manos, ni tus caricias las que me paralizan.
No es tu boca, ni tus palabras las que duelen.
No eres tú el que me atormenta. Ni la certeza de que probablemente nunca fuiste,
ni serás mio.
Es tu nombre.
El símbolo de un anhelo. Un sueño hecho añicos. Un todo por Nada.
Lo que me atormenta hasta hoy,
no es la pérdida de un amor,
es el recuerdo de un sueño fallido... tan solo eso.
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