El amor.

El amor.
Más que un sentimiento humano.
Cuando estás en posesión de él, es la droga más poderosa y adictiva que existe,
crees tener fuerzas para abordar un barco pirata tú sólo si hiciese falta... ¿Que no?
Te sientes con una plenitud y fortaleza abismales, casi divinas.
Sonrries por cualquier cosa. Todo te parece Maravilloso.
Tienes una actitud positiva y valiente ante las trabas de la vida. No hay quien te pueda parar.
En cambio,
cuando se te escapa,
es el analgésico más potente del mundo:
Tu cuerpo no reacciona a los estímulos. Sólo tienes ganas de llorar.
Te auto compadeces a ti mismo, esas fuerzas divinas desaparecen con la misma rapidez que aparecieron.
No piensas con claridad y tus circuitos neuronales se disparan,
haciéndote ver lo desgraciado que crees y todo lo ves color hollín.
Es entonces cuando te das cuenta que todo era efímero.
Solo producto de tu imaginación.
Como si te hubieses metido un tripi de las mil y una noches y despertases en medio de la nada...
[Solo] y con un fuerte sentimiento de abandono.
Pero si es producto de nuestra mente, ¿podemos controlarlo?
¿podemos controlar la felicidad o la desolación?
Supongo que es cuestión de proponérselo.
Pero yo estoy hundida y no encuentro la salida.
No contigo, pero ya sin ti no puedo.

]Rehice mi vida contigo, y ahora tengo que rehacer mi vida sin ti.[

Me apresa la locura y el barco pirata entero se abalanza contra mi.
Y no siento las fuerzas.
Y lo peor es cuando cae la noche.
Te siento tan cerca... y la vez tan lejos...


¿No lo entiendes?

No contigo.
Pero ya sin ti no puedo.